dimarts, 6 d’octubre del 2009


CAM y Caja Murcia. E. Rodriguez-Bernabeu


Papers del Sud


CAM y Caja Murcia


Hace días, un amigo, profesor universitario, me confesaba su inquietud como alicantino por la fusión de Caja Murcia y la CAM. Temía que la toma de decisiones pasara de nuestra Comunidad Valenciana a la Comunidad de Murcia y a las fuerzas políticas y empresariales centrales madrileñas que propiciaban la fusión. Temía una nueva versión de aquella idea abandonada del Sureste de España que floreció en la década de los 60.


El temor descansaba sobre la sensación de debilidad que los dirigentes alicantinos transmiten. Los alicantinos se dividirían, según suponía mi amigo, ante la fusión CAM-Caja Murcia, en dos facciones: a favor y en contra. Y esta vacilación podría responder a sensibilidades no sólo políticas o económicas, también de identidad.


Dicen que el presidente Camps se oponía a esta fusión y que, sin embargo, era bien vista por el zaplanismo… ¿Tienen vigencia estos recelos en un mundo globalizado? En una economía internacionalizada, ¿pueden plantearse estas vacilaciones? Mi amigo decía que nuestra economía, para poder desarrollarse satisfactoriamente, debía mirar hacia el Arco Mediterráneo, no hacia el sur o el centro de España.


Si la función de las autonomías españolas significa la aproximación del poder a los ciudadanos, toda esta problemática tiene sin duda connotaciones prácticas. En el fondo, todo el problema se reduciría a la desconfianza que los políticos y las fuerzas vivas de Alicante infunden en sus conciudadanos, produciendo en ellos una sensación de debilidad o de inconsistencia.


Existe en Alicante una falta de referencias claras. Los políticos, los representantes de la cultura, la misma Universidad, el mundo empresarial, la burguesía (si todavía existe en Alicante), los elementos sindicales, han sido incapaces de crear un núcleo de poder, un clima tranquilizador de adhesión entre los alicantinos, y mucho menos entre los habitantes de su provincia, que no se sienten representados por Alicante-ciudad.


La Generalitat ha sabido cohesionar la Comunidad Valenciana durante los últimos diez años de vida autonómica, se ha convertido en el interlocutor válido de todos los valencianos. Podemos preguntarnos si la Ciudad de Alicante ha encontrado su lugar adecuado en ella, y si esto influye en su comportamiento político.


No sé qué relación directa pueda existir entre todo lo expuesto y la unión entre CAM y Caja Murcia. En el fondo, el recelo consistiría en la probable capacidad de Murcia para desviar en su provecho recursos alicantinos legítimos que las fuerzas vivas de Alicante, sus representantes, no conseguirían neutralizar.




Emili Rodríguez-Bernabeu

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